Si hay algo que no me faltan en mi vida son las anécdotas de viajes o situaciones bizarras. Estas son solo 3 de ellas.
1) La primera de las tantas anécdotas de viajes que tengo es cuando me quedé encerrada en el patio de mi edificio
Hace muchos años, muchos, decidí irme a Irlanda a vivir por un tiempo. La realidad es que mi objetivo era Londres, pero no había facilidades de visa en ese momento como para trabajar y estudiar. Por lo que elegí Irlanda que me llamaba mucho la atención sumado a que estaba al lado de Inglaterra. Cabe aclarar que en ese tiempo Irlanda no era un destino tan popular como ahora.
Resumiré la historia, pero quería dar un contexto. Uno de esos días estaba por recibir la visita de una amiga. Tenía que buscarla en el aeropuerto. Era un domingo muy temprano y yo estaba organizando un poco todo antes de que llegue y decidí ir a sacar la basura. Para ello debía bajar a la planta baja y dejar una puerta abierta ya que no tenía llave mientras yo iba al patio a tirar la basura en uno de los contenedores.
No sé que pasó pero la puerta se cerró. No recuerdo haberme preocupado demasiado porque siempre pienso que alguna solución hay. Pero cuando intento abrir la puerta no había forma. Estaba encerrada en el patio y lo peor es que no faltaba mucho tiempo para tener que ir al aeropuerto. Empecé a golpear las ventanas de los departamentos que daban al patio. Lo peor es que era muy temprano, día no laborable y fin de semana largo, por lo que las probabilidades de que alguien me escuche o este eran bajas. Continúo así y nada. En un momento me resigno y me quedo sentada esperando que algo pase.
Lo único que pasó fueron las horas y todavía seguía ahí. Me empiezo a desesperar porque no tenía el teléfono conmigo y no había forma de avisarle algo a mi amiga. Por lo que ella iba a estar esperándome sin saber que algo pasaba. Así que intento nuevamente golpear una de las ventanas y finalmente alguien aparece detrás de las cortinas super dormido. Le intento explicar que me había quedado encerrada, mi inglés era muy básico así que eran mas señas que otra cosa jaja. Por suerte me entendió, me abrió la puerta y pude llegar al aeropuerto a tiempo.
2) La segunda de mis anécdotas de viajes: Llamamos a los bomberos.
Siguiendo la misma situación anterior pero unos días después. Mi amiga ya estaba conmigo en mi departamento. Hacía poco tiempo que yo estaba parando ahí. Era de noche, estábamos viendo que íbamos a comer y de repente suena la alarma de incendio del edificio. Al escuchar la alarma que no paraba, y encima el sonido aturdia, nos empezamos a preocupar. Pensamos que se estaba incendiando todo y llamamos a los bomberos.
Agarramos un bolsito con los documentos más importantes y nos fuimos corriendo afuera a esperarlos. Ya que no era seguro quedarnos dentro del edifico. Al ratito llegaron los bomberos con las sirenas sonando a su máximo volumen. Se bajan del camión y nos preguntan, les decimos que no sabemos en qué parte del edificio está el incendio, pero que la alarma estaba sonando hacía bastante. Entran, no encuentran nada, sale un vecino, y nos dice que la alarma no funciona y que suena sin razón. O sea no había incendio ni estaba pasando nada. Quedamos como unas boludas totales.
En nuestra defensa puedo decir que esa era la primera vez que veíamos una alarma de incendio, al menos en Argentina no era normal tenerlas. Era nuestra primera experiencia, por lo que no teníamos idea que muchas veces sonaban porque sí. Tal vez si lo veo desde ahora es bastante obvio pero no lo era en ese momento. Asi que queda como una más de las tantas anécdotas que tengo.
3) La última creo que mas que entrar en la categoría de anécdotas de viajes entra en la de historias de terror. Me encontré sangre por todos lados en el Hall de mi edificio.
Tiempo después de que mi amiga se había ido, estaba sola en el departamento que compartía, lo cual no era algo extraño. Recuerdo que antes de irme a dormir la noche anterior había escuchado un montón de gritos y peleas en uno de los departamentos de mi piso. No era algo que me sorprendiera ya que era bastante habitual escucharlos pelear seguido. Era una pareja de irlandeses en sus 30.
Cuando al día siguiente tenía que salir, bajé la escalera para llegar a planta baja, y empiezo a notar en todos los escalones charcos de sangre, no eran gotitas, eran charquitos de sangre por toda la escalera y salpicaduras. Al llegar al hall del edifico me encuentro todavía con más sangre, un charco bastante grande. Pero no había nadie, había silencio, estaba todo tranquilo, y se suponía que quien estaba perdiendo sangre se fue hacia afuera porque era lo que me indicaban los rastros.
Un poco en shock sin saber que había pasado y sin saber si estaba segura en ese lugar pienso que hacer. Le golpeo la puerta a un vecino que conocía. No responde, golpeo otras puertas que no sabía quienes vivían pero nadie me atiende.
Finalmente alguien aparece y me entero de que esa pareja que siempre estaba a los gritos y peleando había tenido una pelea bastante grave. La mujer era violenta, y como si eso fuera poco también tenía problemas con el alcohol, lo cuál agravaba su situación. El hombre era su víctima desde hacía bastante tiempo.
Aprovecho acá para aclarar que: sí, hay muchos casos de violencia hacia hombres. Pero los hombres a diferencia de las mujeres no denuncian por verguenza o porque temen que se rían de ellos. Digamos que el porcentaje que denuncia es muy chico.
Volviendo al ataque, parece que en uno de esos momentos de violencia la mujer lo atacó con un cuchillo y lo corrió hasta la vereda donde las personas que presenciaron el hecho llamaron a urgencias. Más allá de toda la sangre que había parece que no eran heridas mortales. Por lo que el se recuperó rápidamente. Pero a ella se la llevó la policia.